Esto es increíble, en uno de estos días maravillosos de compras navideñas al volver a buscar el coche en el Parking del CorteIngles, me di cuenta que alguien me había dado un golpe en el retrovisor y que había saltado una de las piezas, bueno, la verdad es que me di cuenta cuando llegué a casa. Lo bueno del caso es que llamo al departamento de accesorios de la marca y para mi mayor sorpresa, al parecer tengo que cambiar todo el retrovisor, con el coste que esto implica. Mi indignación no solamente es por la respuesta del concesionario que argumenta que lo que no existe no se lo puede inventar, sino porque no entiendo como se pueden hacer partes desmontables y luego no venderlas por separado. La verdad es que empiezo a estar muy cansado, no solo porque el coche no salió muy bueno, sino por la respuesta de la marca ante las adversidades del modelo. Un día de estos pasaré por el concesionario a mostrarles mi desconformidad.
Cada vez gana más puntos que el próximo va a ser Toyota.
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