Este es uno de esos hoteles donde uno se da cuenta de que existe gente en el mundo que sabe vivir bien. Por suerte este fin de semana pasado he podido disfrutar durante unas horas en la boda de mi cuñada. El hotel se llama Maricel y se encuentra en Palma de Mallorca.
Magnificas vistas.
Grandes espacios con diferentes estacias y estilos.
Tanto los interiores como los exteriores invitan a la relajación y el descanso.
La cocina también está cuidada hasta el último detalle no solo en la elaboración de los platos, si no también en la bestimenta y calidad de las mesas, siempre con vistas y muchisima luminosidad. Desde todos los puntos, podemos divisar el mar.
No quiero ni imaginar lo que debe ser pasar un verano en sus jardines.
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